¿Cómo romper con el estancamiento? Parte 1

Es como un río al cual se le pone algo que lo detiene, que ya no puede fluir el agua. El estancamiento es caer en la rutina. Caemos en rutinas que se vuelven tediosas, pesadas. Y ese no es el propósito de Dios. Donde Dios está, hay libertad, hay alegría, hay movimiento, no estancamiento.  

Si piensas en un río, ¿cómo ves el río? El río lo ves fluyendo con agua fresca que camina, y ves los peces que saltan y hay vida, hay ruido, hay sonido, hay movimiento, hay frescura, hay una brisa.

Ahora bien, si piensas en lo opuesto, sería un estanque. Cuando tú ves un estanque, normalmente no ves vida, animales ni hierba verde; empieza a producir enfermedades, empieza a llenarse de moscas, de insectos y se pudre.  No hay vida donde hay estancamiento. Y precisamente por eso es urgente que tú salgas de cualquier estancamiento que tengas en tu vida, porque allí no hay vida, hay muerte y Dios es el Dios de vida, no es Dios de la muerte. 

Dios quiere que todo lo que haga a través de tu vida produzca más vida.  Necesitamos ser como un río. Y para ser como un río necesitamos tener una fuente inagotable de agua. Un río no depende de las circunstancias externas. ¿Por qué? Porque tiene una fuente de agua que no se agota. Pero el estanque no tiene una fuente de agua.  Muchos, tristemente, hoy están viviendo vidas así, estancadas, y la vida que un día tenían y el brillo en sus ojos y la pasión con que hacían las cosas se ha ido perdiendo, agotando, cayendo y destruyendo. Eso no es lo que quiere Dios para ti!

Si nos conectamos a la fuente de agua viva que no cesa, entonces vamos a ser como ese río que está en constante movimiento y que está produciendo vida en todo lo que hace. Cuando hay estancamiento, lo que sucede es que se pierde la esperanza, y no solamente para ti, sino también para los tuyos porque pierden la fe y los sueños de algo mejor y traes desilusión para ellos. Dios te ha llamado para ser un iniciador de cosas, para ser alguien que provoca un impulso, no que se queda estancado.

Y en la vida hay momentos para todo, especialmente para descansar. El descanso es parte de lo que Dios mismo nos dio el ejemplo: El creó por seis días y descansó un día. Y si él descansa, quiere decir que tú y yo necesitamos descansar también.   Hay momentos en que necesitamos parar, necesitamos un descanso constante, semanal. No podemos estar como locos trabajando y descuidando las otras cosas, especialmente a nuestras familias y nuestra búsqueda de Dios. Pero necesitamos aprender a descansar. Ahora, si tú has sentido que has estado muy cansado, que estás saturado de cosas, hay momentos en que sí necesitas parar, pero eso no significa estancarse, eso significa reposar y renovar las fuerzas para entonces continuar en lo que Dios quiere. 

Eso le pasó a Moisés.  En Éxodo 2:15 leemos: "Y en efecto, el faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a Moisés. Pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián, donde se asentó junto a un pozo." En ese pozo, Moisés tuvo dirección para lo próximo que venía y pudo renovar sus fuerzas. Cuando hablamos de pozo en la Palabra, estamos hablando de un lugar de provisión, un lugar donde puedes descansar, recobrar el ánimo, saciar tu sed. Necesitamos muchas veces tomar un tiempo para sentarnos junto al pozo, que puede ser junto a la Palabra de Dios, para que nos renueve, nos recuerde, nos hable de sus promesas, de lo que Dios tiene para nosotros y nos vuelva a encaminar.  Un pozo también significa simplemente arroparnos de nuestra familia y de pasar tiempo de calidad con los nuestros para renovar nuestras fuerzas y parar un tiempo de un sinfín de actividades y compromisos que muchas veces adquirimos y para poder tener una perspectiva correcta y con una visión fresca. De eso nos está hablando el pozo, de una búsqueda íntima de Dios y del Espíritu Santo para que Él nos hable y nos dé nueva dirección. Eso es lo que le pasó, por ejemplo, a los Apóstoles.  En Lucas 24:49, Jesús está dándoles la promesa maravillosa a sus discípulos acerca del Espíritu Santo: "Ahora voy a enviarles lo que he prometido, lo que ha prometido mi Padre. Pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto."  Eso quiere decir que debemos pedir a Dios que nos llene de su Espíritu Santo. Hay momentos en que debemos parar para buscar intensamente dirección y fuerzas por medio del Espíritu Santo.  Es muy diferente el descanso que puede ser temporal para nuestro beneficio, para renovar nuestras fuerzas y tener visión fresca de Dios, o para pasar tiempo con nuestra familia, pero eso es diferente a estancarse.