Dando seguimiento a nuestro artículo anterior de
Cómo Salir del Estancamiento, Parte 1, en esta ocasión vamos a revisar varias razones por las cuales nos estancamos. Si quieres leer la primera parte de este artículo, presiona
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Hay algunas razones que he descubierto en la Palabra y en mi experiencia propia, que nos llevan a estancarnos muchas veces:
- 1. Nos estancamos
cuando nos alejamos de Dios. Así como se oye, a veces parece que estamos cerca de Dios, pero no necesariamente lo estamos. No estamos cerca de Dios sólo porque vamos a la iglesia todos los domingos, o sólo porque no abrimos los ojos y oramos 20 segundos. Estar cerca de Dios implica otras cosas. Cuando digo que nos alejamos de Dios, me refiero a cuando empezamos a hacer cosas independientemente de Dios, donde ya no sometemos a Dios nuestros deseos, nuestros sueños, nuestros problemas; cuando ya no le pedimos dirección, cuando pensamos que ya nos podemos arreglar nosotros mismos y que ya sabemos lo suficiente. Empezamos a escoger nuestro destino independientemente del propósito de Dios en cada cosa. Hay un propósito de Dios para ti. Dios te trajo a este país por una razón, con un propósito. Dios te hizo como eres por un propósito. Dios te ha puesto habilidades y dones y todos debemos descubrir cuál es ese propósito, si es que no lo hemos hecho, y si ya lo hemos descubierto, tenemos que acordarnos y no desalinearnos ni salirnos de él. Mira lo que le pasó a Lot, que se alejó de Dios y se estancó y se acomodó. El decidió escoger un lugar equivocado y allí, alejado de Dios, estuvo a punto de perder la vida y lo perdió prácticamente todo: perdió familia, bienes, la ciudad donde estaba. Jesús dice en Juan 5: 19-20: "Ciertamente les aseguro que el Hijo no puede hacer nada que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace. Porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo. Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace, y aún cosas más grandes que estas, le mostrará que los dejará a ustedes asombrados.” ¿Qué quiere decir esto? Que Dios quiere guiarte en cada paso y mostrarte un camino mejor al que quizás en tu intelecto o capacidad podrías escoger. Si Jesús hacía todo, absolutamente todo, bajo la dirección de su Padre Celestial, ¿cómo no lo vamos a tener que hacer nosotros también?
- 2. Nos estancamos
cuando somos egoístas y no maduramos. ¿Qué quiere decir esto? Esto es cuando estamos buscando nuestra propia conveniencia. Cuando estamos pensando en el “yo”, lo que queremos, lo que necesitamos y no en lo que necesitan los demás. En esa medida que nos volvemos egoístas, entonces empezamos a estancarnos en la vida y empezamos a perder aquello que nosotros amábamos, aquello que era realmente importante para nosotros. Filipenses 2: 3 al 7 dice: “No hagan nada por egoísmo o vanidad. Más bien con humildad, consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús; quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.” ¡Qué increíble el ejemplo de Jesús! Nosotros, siendo tan defectuosos y con todas las limitaciones que tenemos, aún así nos creemos más que nadie y pensamos que somos lo único que importa en este mundo, cuando nosotros hemos sido creados con un propósito. Y ese propósito tiene que ver con bendecir a los que están a nuestro alrededor, aquellos a quienes Dios nos brinda la oportunidad de bendecir y de ayudar. Dejemos el egoísmo y el ser alguien que no madura, que sigue comportándose como un niño.
Hebreos 5: 13-14 dice: “El que solo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia, es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual.”
Es tiempo que tú y yo pensemos como cristianos maduros, cuyo objetivo es complacer a Dios, servir a Dios. Y servimos a Dios sirviendo a otros, pensando no en nosotros mismos, sino pensando en otros. Eso te va a quitar todo estancamiento, eso te va a impulsar como nunca antes, porque sirviendo a otros, viendo el beneficio de otros, así es como tú vas a poder encontrar ese destino que Dios tiene, que es maravilloso, de avance, de movimiento y que además va a traer la plenitud y la llenura que tú tanto estás buscando.
- 3. Nos estancamos
cuando nos culpamos y menospreciamos. Pensamos que las promesas de Dios no son para nosotros porque no valemos nada, porque no tenemos una gran familia, o dinero, logros, trayectoria o estudios; eso nos pasa muy frecuentemente y tenemos que salir de eso. A lo mejor tú eres de aquellos que se sienten incapaces. Acaso has pasado, “yo nunca voy a poder lograr nada, yo nunca voy a poder progresar, que aunque me esfuerce y aunque trabaje siempre va a ser lo mismo. El resultado va a ser igual. Nunca voy a lograrlo, nunca me van a valorar”. ¿Te identificas con eso que te estoy diciendo? Esa culpabilidad, ese menosprecio, sentirte inferior es también terrible, igual que ser egoísta, el que se cree superior a todos. Está también el que se siente peor que todos y que las promesas de Dios no son para él y que nada va a poder lograr. Mira lo que Pablo dijo en Romanos 7 24-25: “Soy un pobre miserable. ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?” Pero el verso 25 es la respuesta que él se da y que lo centra y lo ubica donde tiene que estar, porque dice: "Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor".
Así que no es por tus méritos, no es por tus logros, no es por que seas muy bueno, es por medio de Jesucristo. Es por la gracia de Jesús que tú y yo somos dignos, que tú y yo somos partícipes de las promesas de Dios que están en su Palabra. Así que no te culpes más, no te sientas inferior. Cristo pagó un alto precio por ti para que seas justificado, para rescatarte, para sacarte, para hacerte su hijo y su hija. Tu identidad ahora está en Cristo. Deja eso ya en el pasado. Tú eres hijo o hija de Dios, justificado por la fe, santificado, rescatado. Todas las promesas de Jesús son para ti. Mira lo que dice Hebreos 12: 2-3: “Fijemos la mirada en Jesús”. Deja de ver a los otros. Deja de escuchar opiniones ajenas. Deja de escuchar lo que te dijeron de niño que te marcó. Escucha lo que Dios dice de ti. “Así que Él es el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” El verso 3 dice: “Así pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo”. Tenemos que estar enfocados en Jesús, no en las circunstancias, ni en la gente, ni las noticias, sino en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe. Si nos enfocamos en Él, no nos vamos a estancar. Si nos enfocamos en Él, no vamos a asustarnos. Si nos enfocamos en Él, vamos a avanzar.
- 4. Nos estancamos
cuando nos dejamos dominar por el miedo. Este es un tema que nos ha dañado mucho, el que dejemos que las noticias nos llenen de tanto temor. Tenemos que ser responsables, ser cuidadosos, creo que tenemos que ser sensatos, pero no debemos dejar que el miedo sea quien dicte qué hacemos, cómo lo hacemos. No podemos dejar que el miedo nos domine.
No le estamos poniendo atención a la voz de Dios que nos está hablando y nos está dando instrucciones; nos dejamos dominar por el miedo y por voces externas. Lucas 22: 31 al 32 dice: "Simón, Simón hablándole a Pedro, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos." Cristo en este momento estaba dirigiéndose a Pedro y le estaba recordando su objetivo, el objetivo de su vida, confirmar a sus hermanos. Cuando vienen las pruebas difíciles, tendemos, como humanos, a detenernos, a hundirnos, a especular y dejar que el miedo nos domine. Y el miedo nunca va a ser un buen consejero, nunca te va a permitir tomar buenas decisiones, ya no avanzamos y las metas que Dios había marcado para nuestras vidas se nos olvidan y las dejamos.
Cristo le recordó a Pedro que del otro lado de la prueba existía un llamado que debía ser cumplido. Sabía que iba a enfrentar dificultades, pero entendió que había un llamado y un propósito para él. No dejes que el miedo y tus fracasos y lo que pasó te estanque. No podemos avanzar si tenemos temor. Aunque el temor nos puede ayudar a avisarnos de ciertos peligros, no puede dirigir tu vida. Hay gente que ya no hace nada por temor a enfermarse. Déjame decirte que debemos ser prudentes, debemos ser responsables, pero los días que tú tienes ya Dios los tiene contados y si tú haces bien tu parte y eres responsable y actúas correctamente y te pones en las manos de Dios, él te va a proteger y Él va a hacer que tu propósito se cumpla. Así que no tengas miedo, haz lo que Dios te está hablando. No tengas temor.
- 5. Nos estancamos
cuando miramos hacia atrás, cuando miras el pasado y piensas que antes las cosas eran mejor. Piensas que nunca va a suceder nada mejor. Piensas que lo mejor que te pudo haber pasado estuvo atrás o hay personas que piensan que lo malo que les pasó antes les va a volver a pasar. Las dos cosas son malas. Pensar que lo de antes fue lo mejor y que todo lo que viene ahora va a ser peor. O pensar que lo malo que te sucedió te va a volver a pasar. Cuidado porque todo eso te estanca. Mira lo que dice Filipenses 3: 13 al 14: "Hermanos, no pienso que yo mismo lo he logrado ya. Más bien una cosa hago, olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante." Y cuando habla de lo que queda atrás es lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo. El verso 14 dice: "Sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús." El premio está adelante, no atrás. La meta está adelante, no atrás. Hay todavía mucho más por hacer. Dios no ha terminado contigo. Tienes un futuro maravilloso, así que no estés viendo para atrás. Tienes que ir hacia el frente. No podemos vivir de los logros pasados. Aprendemos y damos gracias a ellos. Tampoco podemos vivir de los temores pasados y los fracasos. Hay nuevas oportunidades en Cristo y éste va a ser un buen año. Ten fe, haz tu mejor esfuerzo, busca a Dios sobre todo lo que te está hablando y vamos para adelante y no estemos viendo al pasado, y proyectemos hacia ese futuro maravilloso que tenemos por delante, porque el futuro de Dios es bueno. Eclesiastés 6 dice que no es bueno pensar que el ayer fue mejor; dice que es de insensatos, de tontos, pensar tales cosas. Ya deja de ver hacia atrás. Cristo va delante de nosotros, abriéndonos camino y nosotros como su iglesia y como sus hijos, vamos avanzando en todo lo que Él ponga en nuestras manos.
- 6. Nos estancamos
cuando nos aislamos. No es bueno que estemos solos. No podemos avanzar en la vida solos. Siempre necesitamos ayuda y el apoyo de otros. Así nos diseñó Dios. Así es nuestro ADN para estar juntos con otros. Entonces, si nosotros no estamos en relación con otros, y si estamos aislados de la iglesia, de la comunidad de fe, entonces empezamos simplemente a alimentarnos de las cosas que muchas veces el enemigo va a querer sembrar en la soledad y especialmente si estamos desconectados de Dios. La Iglesia existe para tener una comunidad donde podamos apoyarnos, crecer juntos, ayudarnos. Por eso no estés solo, no te desaparezcas, reconéctate. En todas las oportunidades que Dios te dé, hazte parte, únete con otros, acércate, reúnanse, porque no es bueno que estemos solos. Hebreos 12:1 dice: "Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros.” Debemos buscar la comunión con otros creyentes, especialmente en los tiempos que vivimos. Necesitamos consejo, necesitamos ayuda de otros, pero ten cuidado a quien escuchas. En la iglesia hay personas que Dios ha asignado para ti, para cuidarte, para aconsejarte, para orar por ti. Están tus pastores, están los líderes, están los amigos, pero eso se logra cuando no te aíslas. Es tiempo que volvamos a la comunidad, que volvamos a estar juntos, que volvamos a acercarnos y rodearnos de otros.
